«La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo». Una frase del célebre filósofo Platón que ilustra a la perfección los beneficios que aporta la música a todas las personas y, muy especialmente, a nuestros niños. Un coro escolar puede ayudarnos.
El coro escolar ¿Quieres ayudar a tu hijo a mejorar su rendimiento intelectual? Que estudie música. ¿Quieres estimular su creatividad e imaginación? Haz lo posible para que le pique el gusanillo por este arte. Y es que enumerar, una a una, las ventajas que tiene estudiar música o participar en un coro escolar resultaría interminable. Por mencionar algunas: mejora su capacidad de concentración y ayuda a que tenga una mejor memoria. Aumenta su capacidad lógico-matemática y, por tanto, de resolución de problemas. Ayuda a expresar sus sentimientos, algo muy interesante en los casos de los niños más introvertidos. Y una lista interminable.
Por ejemplo, la participación de los niños en un coro escolar mejora su estado de ánimo, reduce el estrés y promueve la unión y el sentimiento de pertenencia a un grupo. El coro de la escuela supone una gran oportunidad para que los niños se socialicen y se expresen sobre el escenario (dominio escénico). Además, el hecho de representar a su escuela o, incluso, a su región, en los concursos de coros escolares, por ejemplo, a nivel pedagógico, motiva para mejorar y seguir esforzándose en el aprendizaje.
En pedagogía, la experiencia de los coros escolares en centros con alumnado conflictivo ha demostrado que la participación de sus alumnos es inspiradora para el resto de estudiantes. Son vistos como modelos a imitar, lo que motiva para cambiar de conducta. Esta realidad se refleja a la perfección en la película Los chicos del coro, que narra la vida de unos niños (huérfanos y pobres, en su mayoría) que viven en un internado, tras la I Guerra Mundial. En la película, se observa cómo la música y participación de los chicos en el coro transforma sus vidas radicalmente y para siempre.
Estudiar música: cuanto antes, mejor
La edad habitual para comenzar a estudiar música en el Conservatorio suele ser los 8 años. Sin embargo, los niños pueden y deben tener un acercamiento musical mucho antes de esa edad.
¿Qué beneficios podemos encontrar en la educación musical temprana? Por ejemplo, desarrolla su sentido del ritmo y aptitud para la música, ayuda a preparar su pensamiento crítico, amplía su capacidad lingüística y motriz y, como es lógico, potencia sus capacidades artístico-creativas.
Finalmente, no debemos olvidar que estudiar música, como cualquier otra actividad que elijamos para nuestros hijos, debe ser también consensuado con nuestros hijos. De nada servirá «obligar» a aprender a tocar un instrumento determinado, si ellos demuestran debilidad por otro distinto o, simplemente, no están interesados por el aprendizaje musical.